miércoles, 27 de octubre de 2010

No puedes irte tan facilmente

-¿Después de todo lo que he hecho? ¡He sacrificado a mi familia por tí!
Joaquín suspiró tristemente. Ana siempre se ponía a la tremenda.
-¿Y qué quieres que haga? No te pongas así...
-¿Que no me ponga así?-Ana le lanzó una mirada furiosa-¡Serás cabrón!
-Mira, lo que pasó, pasó, pero...necesito un tiempo para pensarmelo.
Ana no podia creerlo. Le estaba dejando. Joaquín, su Joaquín.
-Vete a la mierda.
Se alejó a zancadas, con los ojos llenos de lágrimas. Había esperado que al menos intentara deternerla, pero no dijo ni una palabra. Caminó hasta su casa y abrió la puerta. Se sentó en el suelo.
-Lo he dado todo por tí-murmuró.
Miró en rededor, buscando a su amigo. Allí estaba, sentado en el sillón, como siempre. Se acercó y le lanzó una mirada desafiante.
-Dijiste que sería mío. Me mentiste.
-Oh, vamos. Dijimos tu familia. Aún te quedan dos abuelos y una tía.
-¿Qué haces con los corazones?
-¿En serio quieres saberlo?
La figura cornuda rió, y de su boca surgió un leve olor a azufre.

10 comentarios:

  1. No es bueno pactar con el diablo... luego pasan este tipo de cosas.

    ResponderEliminar
  2. En los aquelarres, para hacerse colega del diablo había que darle un beso en una cara que tenía en el culo.
    Ya sabeis, si conoceis a alguien con una cara en el culo...desconfiad!

    ResponderEliminar
  3. Umm, muy inquietante, jeje, mola ;)

    ResponderEliminar
  4. Este está bastante gracioso.
    Ainsss Joaquin, la pobre chiquilla sacrificando gente y tu sin hacerle caso

    ResponderEliminar
  5. Calla, tu no comprendes el amor de la chiquilla

    ResponderEliminar
  6. Es lo que tiene escribir un relato, que no comprendes en absoluto a los personajes... :P

    ResponderEliminar