martes, 19 de octubre de 2010

La nana

Gustav rompió a reir desenfrenadamente. ¿Qué otra cosa podia hacer? Aunque en un principio pareciera facil, costaba mucho resistirse. De hecho, era imposible.
Los duendes se habían echado encima suyo a la vez, coordinadamente. Había oído sus cientos de pequeños pies correteando por el suelo antes de que emprendieran la escalada triunfal por sus ropas. Le habían hecho tropezar con cuerdas y cinta adhesiva; y la cinta adhesiva es muy resistente, aunque se enrrolle solo un par de veces.
Cayó de cara contra el suelo, golpeándose en un pómulo. Entre todos le dieron la vuelta y le tumbaron boca arriba. Era una sensación extraña, ser movido por aquellas criaturas; Gustav no pudo evitar pensar en que así sería como se sentían los trocitos de pan al ser arrastrados por hormigas. Después le habían quitado los zapatos y los calcetines. Y entonces empezó la tortura.
Sacaron una larga pluma de ave, y con ella le acariciaron las plantas de los pies. Completamente atado como estaba, sus sacudidas apenas sirvieron de nada; era un pez intentando volver al agua, sin exito alguno. Lo único que consiguió fue que le movieran hasta la cama, y que le sujetaran los pies, con cinta adhesiva, a una de las patas.
En un principio había estado bastante sorprendido. Aquellos eran los típicos duendes malos de los dibujos animados; verdes, de narices ganchudas y verrugosas, y largas orejas puntiagudas. Incluso llevaban gorro. Sin embargo, la verdadera sorpresa había sido la afirmación que habían hecho, a coro, con sus vocecillas chirriantes.
-Somos los duendes de la risa. Gustav Allsburg, no te lavas los dientes antes de dormir. ¿Sabes lo que le ocurre a los que no se lavan los dientes antes de dormir, verdad?
Gustav no lo recordaba. Sin embargo, pronto pudo adivinarlo. Entre carcajadas aún podía oír las voces.
-Somos los duendes de la risa. Seguirás riendo el resto de tu vida.-entonces se reían, y repetían-El resto de tu vida.
Oía las voces, y veía como, en la habitación contigua, afilaban los cuchillos.

13 comentarios:

  1. Muy original chacho, muy facil de leer y divertido. Me ha gustado. "xD"

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  2. Me alegro de que te haya gustado; más será publicado en breve!

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  3. pobre Gustav. ya sabes que me encantan los giros finales.... afilen sus cuchillos malditos duendes! ya me ocuparé de que dejen de reir algún dia... xD

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  4. Vivan los giros hacia lo tenebroso! Es que ya sabes lo que dicen las nanas; o te portas como un buen niño o viene un bicho y te deja sin brazos ni piernas...jujujuju
    Tus nanas esas que no son tetricas es que son mu raras...xD

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  5. Está curioso, la verdad es que no me lo esperaba para nada.

    Eso le pasa por tener cosquillas y por no lavarse los dientes, por supuesto xD

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  6. como coño despegan la cinta adhesiva los duendes O_o

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  7. Si, eso le pasa por tener cosquillas...pero es que los seres humanos las tienen! (es una indirecta para Carlos, que es un monstruo xD)
    Y la cinta la despegan porque, hombre, son legión! Pueden hacerlo...y tienen la habilidad "Encontrar el principio de la cinta adhesiva" +1 xD

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  8. eres malvado... tú deberías haber sido emo y no troglodita jaja!!! me apunto el cuento pa contarselo a los futuros sobrinos!!!!

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  9. Me temo el futuro que pueden tener esos niños, teniendote a ti de tia...
    Em, troglodita? Excuse me? xD

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  10. Si, todos sabemos que Carlos es un monstruo xD

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  11. Por cierto, como se te ocurrió la historia? Tengo curiosidad.

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  12. Es...un poco largo xD
    Es que Luz y yo tenemos una coña con las nanas, porque a ella le cantaban nanas bonitas que hablan de cosas agradables...y las que yo conozco son del tipo "si no te duermes te van a devorar vivo".
    Y en realidad empecé a escribir lo primero que me vino a la mente...y acabó saliendo esto.
    Duermete niño, duermete ya...xD

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  13. si que es verdad que carlos algo de monstrouso si que tiene =)

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